Después de ver árboles y perritos por todos lados en Rosario, llegar a Buenos Aires, a la estación Retiro y al tráfico de las 7 u 8 de la mañana, no fue muy agradable. Con las no se cuántas libras sobre la espalda, tratar de tomar el bus que nos llevaba a Avellaneda fue casiSigue leyendo «Hola Buenos Aires»