La pausa que te puedes dar entre callejones y avenidas te servirá para contemplar lo que tienes a tu alrededor. Necesitas parar para saborear sus olores y perderte en sus colores, aún más si es una ciudad que se ha levantado en un entorno natural. Sin embargo, también será inevitable que tu cuerpo quiera experimentar más acción y explorar sensaciones a través del movimiento. Y qué mejor que tomar el control desde una bicicleta o en un caballo. Ambas actividades te pueden dar esa velocidad que necesitas, el grado que quieras darle dependerá solo de ti. Por ello, he decido recordarte estas dos experiencias que puedes vivir en tu visita a #CuencaCiudadViva.
A lado del río en la ruta #CityBike
La ruta City Bike es una de las más recomendadas para conocer Cuenca. El recorrido es de 30 kilómetros con senderos cerca del río. Era un gran día soleado para nuestro blog trip con Place Ok, Choko Trip, Mortero de Piedra y Traffic News. Y qué mejor manera que atravesar la ciudad lanzándose en bicicleta. Comenzamos en la conocida Calle Larga donde nos encontramos con nuestros amigos de TerraDiversa, agencia de turismo que nos ayudó con todo el acceso al equipo y bicicletas. Mientras nos tomaba la primera foto del grupo, que dejaría en evidencia nuestro estado físico, se escuchaba un: «¿llegarán?». Era de esperarse las bromas, andar en bicicleta por la ciudad te demanda un poco de esfuerzo físico.
Esta ruta te dirigirá hacia el río con dirección a varios puntos que merecen un tiempo especial. El Parque Paraíso es uno de esos sitios, un excelente espacio donde puedes encontrar la unión de los ríos Tomebamba, Yanuncay y Tarqui. En sus mejores días, te llevarás el reflejo de su naturaleza, como puedes ver en esta galería:
En esa ruta continuarás rodeado de grandes árboles que se pierden entre más vegetación. Seguirás a ese ajetreo del río hasta llegar a los tres puentes que, entre subidas y bajadas, te dejarán una experiencia eufórica.
La natural e inevitable compañía entre hombres y caballos
Al preguntarle a Carlos cuál era la mejor recomendación para una persona que por primera vez va a cabalgar, él nos contestó: «No perder la comunicación con su caballo, conversen, siéntanse cómodos». Y es que otra forma de moverte por Cuenca puede convertirse en un paseo a caballo. La ruta es en la hacienda Santa Marta ubicada en Totorillas de Tarqui. Un sitio que queda aproximadamente a 22 kilómetros de Cuenca tomando el camino de Turi.
Carlos se deja ver como un un tipo tranquilo y amable que le gustaba demostrar cuánto ama lo que hace, recordándonos que cabalgar «es una cuestión de energía». Él confiaba en el entrenamiento de sus animales y nos lo hizo entender desde el primer momento en que lo conocimos. Solo dependía de nosotros en continuar y relajarnos ante las extensas montañas verdes que nos rodeaban. Cada uno continuó para escoger su caballo, Carlos nos dio unos segundos para que poco a poco interáctuemos con ellos. Hasta que reconocí al caballo que quería. Se diferenciaba del resto y su nombre era Quilla (que en quichua significa Luna). Era blanca, tan blanca que fácilmente te podías reflejar en unos profundos ojos celestes. Era una albina.
Desde esta hacienda también se pueden realizar viajes de cuatro a ocho días a caballo, como por ejemplo una travesía hacia Loja. Aunque por lo general los que visitan este sitio optan por el paseo diario que es una ruta de dos a tres horas hacia la cordillera. «Está nervioso, siempre hay que anunciarse, hay que hablarle», nos repite pausadamente Carlos. Cada uno se monta en su caballo y comienza a seguir las instrucciones. Todos tienen una risa nerviosa pero sus manos están suavemente sobre sus caballos. Algunos mimos y palabras nos hacen pensar que estamos conectados con ellos.
Carlos, quien tiene doce años trabajando como guía, nos cuenta que se ha dedicado a esto por el contacto con la naturaleza y los animales. «Es como comida para el alma», nos dice sonriendo mientras los caballos comienzan a seguir uno por uno hacia arriba. «Vamos, Quilla, vamos mi Quilla», le digo con esa ansiedad que te hace soltar una carcajada de felicidad.
La ruta es tranquila y podrás observar las mejores panorámicas del sitio. Solo si tú quieres galopar más dependerá de ti. Se supone que tú podrás manejar tu caballo pero en realidad ellos siguen un ritmo entre todos. Joel, nuestro amigo bloguero de Traffic News, decía que jamás había cabalgado en su vida. Es más, se subió a su caballo con un poco de temor que lo fue perdiendo en cada paso. Al regresar a la hostería, Joel decidió en ese momento que en su otra vida había sido jinete y que esto del miedo ya lo había resuelto.
Aprovechando la caída del gorro de Lourdes, amiga peruana del blog Place Ok, Joel se entregó totalmente a la experiencia de andar solo mientras todos esperábamos. Corrió tanto que al segundo todos nuestros caballos comenzaron a estar detrás de él. En la conmoción a nuestro guía cuencano, Wilson, se le escapó una argentinidad: «Pará, pará». ¿De dónde se había tomado energía Joel para cabalgar de esa forma siendo su primera vez? Nos detuvimos todos y regresó la calma solo cuando Joel se detuvo. Fue una cuestión de segundos pero experimentamos esa energía que tanto nos decía Carlos. De esa conexión que puedes lograr y medir con el movimiento que andas buscando. En este caso Joel quería un movimiento que jamás lo había pensado aunque en cierta forma, nos llevó a todos con él.
Datos importantes:
- El tour diario incluye alimentación, guía y transporte. Costo: $75. Máximo para 8 personas y mínimo 2. Si quieren continuar la ruta puede costar $25 más la hora. Contacto: Carlos Machuca.
- En la hacienda también tienen opción de alojamiento. Costo $35
- Para una cabalgata se puede usar jean, botas, termo y bloqueador.