Los domingos en San Telmo —un barrio bohemian-chic de Buenos Aires— se abre una gran feria de antigüedades, donde también convergen espacios para la música, el baile, el arte y el ocasional showman.
Los tangueros de barrio se reúnen al término de la feria en la plaza Dorrego.
Son profesionales y aficionados, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres que vienen desde todos los rincones de la ciudad y se unen al mismo son: el tango.
Sus cuerpos no bailan, reaccionan a la música. Como si fuera una extremidad que se conecta directamente con su mente.
Ellos sienten de otra manera el tango porque no es su profesión. Lo han aprendido como el idioma y hablan enredando sus piernas los unos con los otros.
Un poco más al sur está La Boca. Otro barrio emblemático de la capital porteña.
Chapas, maderas, cartones y cualquier otro trasto con el que se pueda crear una pared y otra pared y otra. Así fue como nació La Boca hace muchos años ya, al pie del riachuelo.
Es todo un arcoiris de texturas y recovecos. Un conventillo al lado de otro. Son pasadizos a la historia de la legión de inmigrantes europeos de Argentina. ¡Y claro! la música en todas partes.
Pero ESA música: el tango. Que dicen unos nació aquí en esa calle que llaman Caminito, que es cuento y que es canción.
En el centro de Buenos Aires, en capital, como dicen, está la Casa Rosada, la Plaza de Mayo, la línea A del subte —la primera— y todas las calles que te llevan ahí:

Desde estas calles puedes llegar, como esos caminos que te llevan a Roma, pero en esta ocasión al centro de la protesta social.

Con batucadas, pancartas, desfiles y más que todo con pasión aprovechan los porteños este espacio público para defender sus derechos. Sea sexuales, de género o políticos.
Es así que en menos de 14 días logramos ver un plantón por las mujeres que sufren de violencia sexual, el desfile GLBTI de Bs. As. Y la marcha 8N.
Para mi esta última fue impresionante.
Fue alucinante ver que desde todas esas calles mostradas, que convergen en Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, vinieran miles y miles y miles y más, por todos lados. Niños, adultos, ancianos, cantando, protestando con furia pero sin violencia, con amor y pasión a su tierra. Esto, por todos los casos de corrupción e inestabilidad política que se vivían (y aún se viven) en el 2012 en Argentina.